PP y Vox se desmarcan de la iniciativa y apelan a las tesis contrarias de la Real Academia
MADRID. El Congreso dejará de apellidarse “de los Diputados” para quedarse en “Congreso”, a secas. Será una de las consecuencias más llamativas de la reescritura del Reglamento de la Cámara para adaptarlo al lenguaje inclusivo, cuyo primer trámite fue aprobado esta semana por el pleno de la Cámara.
La iniciativa –presentada por PSOE y sus socios de Sumar– recibió el apoyo de los grupos de izquierda y nacionalistas periféricos que sostienen al Gobierno y el rechazo del PP y Vox, con el argumento estos últimos de que la Real Academia Española se opone a tal reforma.
En su nota del pasado mes de febrero, la autoridad académica se vio en la obligación de advertir a los políticos de que la igualdad no se alcanza «modificando arbitrariamente opciones morfológicas, sintácticas y léxicas».
La Cámara Baja ha tomado en consideración la proposición de ley para reformar su Reglamento tras el consenso de los socios de investidura. Las izquierdas y los partidos periféricos han puesto como ejemplo la apuesta por el lenguaje inclusivo de otros organismos internacionales, como la ONU y la Unión Europea.
La reforma pactada entre PSOE y Sumar busca una redacción que no invisibilice las contribuciones parlamentarias de las diputadas y que no las presente como «figuras subalternas o subordinas» a sus homólogos masculinos. El hemiciclo recurrirá a fórmulas lo más amplias posibles y evitará el masculino genérico en los textos. De esta manera, términos como «presidente» o «vicepresidente» serán reemplazados por «presidencia» y «vicepresidencia», mientras que «secretario» dará paso al neutro «secretaría».
El pasado mes de febrero, la Mesa del Congreso dictó una serie de recomendaciones sobre el uso del lenguaje inclusivo en los documentos de la Cámara Baja. Los socios de Gobierno contaron por aquel entonces con el apoyo de la bancada popular. La RAE reaccionó con un comunicado en el que criticaba los intentos de acabar con el uso del masculino genérico porque, según ellos, podía «acrecentar la distancia con el mundo real». Para la RAE, el asunto más conflictivo se centra en la interpretación del llamado masculino inclusivo, sobre el que persisten discrepancias fundamentales. El texto de la Mesa del Congreso dedicaba varias páginas a presentar diversas formas de sustituirlo, “si bien concluye su extensa relación —de manera quizá un tanto paradójica— aduciendo que debe evitarse un uso excesivo de este recurso”, dicen los académicos.
Por su parte, la diputada socialista Susana Ros ha defendido que el uso del masculino genérico «coloca a las mujeres en una posición de insignificancia». La representante del PSOE destaca la importancia de la iniciativa para «conseguir una sociedad más justa y democrática».
Mientras tanto, la vicepresidenta tercera del Congreso, Esther Gil de Reboleño, ha sido la encargada de argumentar la propuesta en nombre de Sumar: “Lo que no se nombra no existe y las mujeres somos más del 50% de la población. ¿De qué tienen miedo las personas que piensan que esto es una pamplina sin importancia que no otorga más derechos a las mujeres?”.